Después de largos años de excavaciones en la Cuenca de El Mirador, en el norte de Guatemala, se han descubierto nuevos vestigios de la cultura maya, los cuales podrían cambiar la visión que se tiene sobre esta cultura.
Estos nuevos descubrimientos revelan una infraestructura más compleja de lo que se esperaba en el periodo preclásico. Estos hallazgos también indican una conexión con la cultura olmeca.
Los arqueólogos de la Fundación FARES se han enfocado en un área de aproximadamente 132 kilómetros cuadrados, que podría ser el centro urbano más grande de Mesoamérica en la antigüedad. Hasta ahora, se han identificado más de 400 asentamientos en esta región.
Entre los objetos encontrados en la Reserva de la Biósfera Maya, se destacan una placa cerámica con características similares a las de la cultura olmeca, que predominó en las áreas de Campeche y Yucatán, y que datan de alrededor de 600-800 años A.C.
Según los cálculos demográficos, se estima que durante el periodo preclásico había una población cercana a los 200 mil habitantes en esta zona. Estos asentamientos estaban conectados entre sí mediante extensas calzadas y contaban con una planificación urbana precisa, así como con un sistema de gestión del agua.
Las investigaciones en la ciudad de El Mirador dan cuenta de que la civilización maya es una de las primeras sociedades complejas de la historia, se desarrollaron desde el año 2000 A.C. en lo que ahora conocemos como México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador.